La violencia sexual es la evidencia mas extrema de la inequidad de género

En el Peru cada año se reportan más de 6,500  denuncias de violación sexual perpetradas a niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres.  Esta cifra nos coloca en el lugar 16 de los países con mas denuncias por violencia sexual (22.40 x cada 100,00 habitantes) por encima del Salvador que tiene 18.70 x 100,000 habitantes y México, 13.22 x 100,000 habitantes, ambos caracterizado por la presencia de altos índices de violencia organizada.

La violencia sexual afecta principalmente a mujeres y aunque la mayoría de las victimas son niñas y adolescentes los otros grupos de edad no están libres. Así tenemos que entre las víctimas pueden haber mujeres adultas, profesionales, amas de casa, campesinas, casadas, adultas mayores y también mujeres culturales y de la diversidad sexual, como mujeres trans y lesbianas.
Si bien la violencia sexual es la evidencia mas extrema de la inequidad de género y esta reconocida como un crimen en la mayoría de nuestras países, todavía suele verse con tolerancia, es más, con frecuencia se admiten argumentos de justificación: la sujeción “amorosa”, como mecanismo para reafirmar la feminidad y “curar” cualquier “desviación”, castigo por salir sola de noche o usar vestido corto, el mal “comportamiento” de la pareja o el creer que un “no” es un “si”, son parte de los sobre-entendidos que hacen tan extensivo este crimen.

Según  Naciones Unidas “Todo acto o  tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o  las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona  mediante coacción (imposición) por otra persona, independientemente de la relación de ésta  con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo» es la manera como se entiende la violencia sexual, pero no hay que olvidarnos que también hay otros patrones tal vez mas cotidianos y que no dejan de ser lesivos a nuestra integridad: insulto que algunos definen como piropos, manos furtivas que se deslizan bajo la ropa de niños y niñas, los roces disimulados de un perpetrador, las “caricias” que generan incomodidad, o un examen médico que no respeta la intimidad o el pudor de las personas. Estos hechos pueden ocurrir en cualquier parte; en la casa, en la escuela, en el bus, en una calle llena o solitaria o en un consultorio médico, de allí que su reconocimiento y tipificación sea fundamental para el develamiento y la denuncia.

Y en este proceso no podemos dejar de hablar de otra clase de victimas, de aquellas que están en cautiverio y que por su pobreza, indefensión  y/o secuestro literal no pueden escapar y que son vendidas, vejadas, esclavizadas – en algunos casos-  por aquellos que deberían protegerlas como sus propios familiares o por delincuentes que trafican con personas. Lamentablemente esto no es ajeno a nuestro país y el hecho se produce justamente en donde el Estado no está presente o simplemente a dejado al perverso mercado de la informalidad, la precariedad y de la delincuencia el destino de miles de personas, tal como viene ocurriendo en algunas zonas de explotación minera o maderera e incluso turística.

Es por eso que para PROMSEX, el tema de la violencia sexual no puede pasar desapercibido y nos sumamos al compromiso de incrementar la conciencia de que nadie debe ser amenazado ni violentado en su integridad, dignidad y pudor,  y que la ofensa sexual es,  en realidad, una ofensa a la vida misma PROMSEX pone a su disposición esta página especializada en violencia sexual, a través de la cual alcanzaremos al publico en general, pero también a quienes vienen luchando en contra de este fenómeno desde sus distintas disciplinas información, materiales y recurso, que esperamos puedan contribuir a una mayor conocimiento y sobre todo, al desarrollo de iniciativas eficaces que apunten a la erradicación de la violencia sexual.

 

Susana Chavez
PROMSEX